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Los autores de este artículo estamos vocacionalmente dedicados al trabajo pastoral con jóvenes, cada individuo desde un carisma peculiar y con distintas responsabilidades pastorales. Durante años hemos colaborado en distintas iniciativas, teniendo a los jóvenes como motivo principal de estas colaboraciones.

Esta sacerdotisa episcopal ha escrito una docena de libros, con varias obras populares sobre la predicación, incluyendo la publicación de sus Conferencias Lyman Beecher sobre la Predicación de 1997.

El pastor seguía siendo el siervo de Jehová, pero la expresión perdía su asociación auténtico con el ser último de la escala social de la iglesia; aquel que «lava los pies de su feligresía» lo hace como jefe, experto o dirigente de la iglesia.

Como pastores nunca debemos considerarnos mejores que los demás en el cuerpo, aunque carguemos con una gran responsabilidad

Posiblemente, estas etapas recuerden algunos de los momentos personales y formativos que hemos vivido. Es posible que hayamos visto a algunos agentes de pastoral transitar por estos caminos.

Estos se reúnen anualmente en la Conferencia Internacional de Pastores y en los Estudios Bíblicos de Pastores, oportunidad en la que se presentan candidatos a pastor de entre los hermanos de la hermandad, los cuales son examinados por el Cuerpo de Presbíteros para ser aceptados o rechazados. Junto a afirmar que nadie se propone a sí mismo a pastor frente a el Cuerpo, sino que es presentado por su respectivo pastor.

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Dice el diccionario que cualificar es “ayudar a ser lo que se es”. Por ello, podemos asegurar que cualificar a un pastor es ayudar a que sea un pastor con el corazón del Buen Pastor; cualificar una comunidad es ayudar a que tenga la belleza de la comunidad cristiana.

La escritura nos ofrece el ejemplo de Santo Pablo, con un concepto elevado del don recibido y de la responsabilidad correspondiente: “En nombre de Cristo somos embajadores: por nuestro medio es Altísimo mismo el que exhorta”[5].

Respecto de los sacramentos, estos están tratados en los artículos 16 al 19, y consisten en el bautismo y la Santa Cena. La iglesia practica regularmente el bautismo de infantes. La Santa Cena se administra una vez al año a toda la hermandad.

Desde luego, que lo más interesante en mi trayectoria personal ha sido poder experimentar este apasionante y abnegado oficio, que en muchos aspectos resulta muy gratificante por su llamamiento divino y especialmente por su positiva influencia en la vida de muchas personas receptoras del séquito pastoral en sus diversas have a peek here crisis humanas y espirituales.

Respecto a su funcionamiento, el experimentado apuntó que "cada pastor tiene un zona de culto y hay personas que van a ese punto, lo que pasa que hay pastores que reeditan o adscriben a una iglesia decano, por ejemplo de Jotabeche.

“Algunos hermanos tenían la práctica interiorizada de saludar a señoritas de la iglesia con besos y abrazos no consentidos.